Trasfondo[]
Hace mucho tiempo sucedió una inesperada calamidad. Desde donde nadie se hubiera imaginado se alzaron 10 soles en el horizonte. Tal calor y luz incesante devastaron la tierra, marchitando los campos de cereal, secando ríos e, incluso, derritiendo el metal forjado. Doblegada bajo estos rayos abrasadores, la gente le rogó al dios-emperador Di Jun que les ayudara. En respuesta, el emperador llamó al gran arquero Hou Yi. Armado con un místico arco rojo y una aljaba de flechas, Hou Yi viajó a la tierra. Encontró tierra estéril. Protegiendo sus ojos, miró de cerca al cielo donde los diez soles resplandecían cruelmente. Golpeando las flechas contra su arco, Hou Yi envió una advertencia a los soles, esperando asustarlos y alejarlos, pero permanecieron, imperturbables. Entonces, Hou Yi, envió un disparo certero. Perforado, el sol explotó en colores y un cuervo rojo gigante de tres piernas cayó a la tierra, asesinado por la flecha blanca. Hoy Yi disparó sus flechas 8 veces más. Dejó volar 8 tiros más. Ocho explosiones más se tomaron el cielo y ocho cuervos más cayeron muertos. Así pues, Hou Yi dejó sólo un sol en el cielo, un sol que aprendió a temerle y a comportarse.